"Y cuando cierres los ojos podrás olvidar, y tu vida será otra; sol radiante filtrando su luz entre las hojas de enormes eucaliptos, hojas verdes con olor a verde fresco, sombra fresca con olor a familiar, brisa color de sol, y tus hermanos, todos con sus almas en comunión, exhalando belleza inocente. Un mundo pequeño, pero perfectamente completo. Abres los ojos. Lo más bello de aquella época fue el no tener noción del tiempo. Ahora parece increíble que aquella criatura se halla convertido en ti, ¿cierto? Y duele recordar, duele descubrir. Duele comparar lo que fuimos con lo que somos, lo que podríamos haber sido - de haber sabido. Entonces éramos felices y punto. Ahora nos impedimos ser felices porque somos estúpidos, y en el fondo todos estamos solos, porque así lo quisimos. Respira. Hay imágenes que se mueven, hay ecos, hay viento haciendo ondear cabelleras, pero, ¿hay vida? Piedras con pulmones cayendo hacia ningún lado. Cierra los ojos, evoca algún recuerdo. Los abre, el mundo se materializa de nuevo. Espejos en una habitación oscura, notas desafinadas, y su ego cayendo por alguna cascada, mientras el cuerpo se entumece y pide tímidamente regresar a algún hogar donde haya estufas con chimeneas y patios verdes. Pero claro, todo esto detrás de sus ojos. Fuera de ellos, colectivos. Piensa que tal vez después de tanto llorar nos resignemos a ser como colectivos también. Ser como el viento o la lluvia debe ser un anhelo reservado exclusivamente para los ángeles, porque nosotros no encontramos más que frustración cuando intentamos alcanzar ese deseo. Ese o cualquiera. Chofer, parada. Dije parada, dos veces. Bueno, caminare un poco de más.
De que bello material esta hecha la ciudad... Lo cual es extraño, dada la impresión general de asco que tenemos de ella. Aunque todos sus habitantes padecemos cierto mal; tenemos una sensibilidad enorme para apreciar la belleza, pero no tenemos oportunidades de hacerlo. Pero al menos en la ciudad queda grabado a fuego todo lo que la vida hace. Yo, en cambio, tal vez experimente incontables sensaciones por instante, pero ya no recuerdo como retenerlas. Creo que es igual para todos. En algún momento habremos compartido la grandeza de los glaciares o las montañas, pero hoy somos cubitos de hielo deslizándonos por una parrilla, poniendo nuestras esperanzas en el vapor. Y siendo olvidados, quizás sistemáticamente. ¿Que importa? Ya me distraje. Tarareo una canción (en mi mente, no me atrevo a vocalizar), pongo un pie delante del otro a través de varias cuadras de baldosas mojadas y puertas cerradas. Nadie mira a nadie, lo cual es curioso. Somos una de las cosas más pequeñas, finitas y efímeras de este universo inabarcable y atemporal, y en vez de apreciar nuestra belleza nos preocupamos por comprar corbatas. Si, es curioso, por no decir estúpido. Mereceríamos que nos choque un cometa.
Basta. Se que soñar así no tiene sentido, pero en ese aspecto soy malcriado. Sigo ilusionándome con encarnar el viento, la lluvia o la música, pero en vez de acercarme a eso, estoy en la esquina de Avenida de Mayo y Chacabuco, esperando para cruzar. Aunque ya me olvide a donde iba.
Nuevamente me distraje y encima olvide la letra de la canción. La libertad que nos brinda nuestra memoria parece un manjar, pero es solo una carnada, y la rutina el pescador. Si me preguntara quien domina esta cadena alimenticia caería en un círculo vicioso, así que prefiero no hacerlo (de nuevo). Mis pies siguen contando baldosas, yo hago como que me preocupo por evitar empujones.
No quiero hacer el mismo camino de regreso a casa, preferiría que en un minuto quepa el tiempo suficiente para darle la vuelta al mundo a pie, no en colectivo. Por cierto, ahí viene el colectivo, y los minutos son traicioneros de todas formas.
Chofer, parada. No, no quiero más polvo de tiza. Parada. Me bajo. Que lindos árboles. Ya los olvide. Busco las llaves en mi bolsillo trasero. Del otro lado del umbral encuentro algunos olores, pero me decepcionan porque no evocan ningún recuerdo, así que los ignorare (hasta mañana). Otra vez la familiar inercia física; uno se siente como un híbrido, una mezcla de pez y pájaro, cuyas partes fueron seccionadas (para peor, en tierra firme).
Siento como si estas palabras carecieran de fuerza o sentido, porque no están siendo cantadas (y probablemente nunca lo sean). Me baño en ellas como si fueran una ducha de silenciosa nostalgia, y me seco entre las sabanas de mi cama, pero mi piel sigue humedecida. Lo cual no me impide empezar un nuevo día, ni a mí, ni a la humanidad."
"En términos comunes, podría decirse que alcance la mitad de mi expectativa de vida. Sin embargo, pocos saben que en realidad he vivido mucho más de lo que ese lapso de tiempo podría abarcar.Finalmente han decidido juzgarme por mis actos.Ya todo me resulta vano, he sido condenado a muerte. Pero lo único que no habrá en mi tumba será arrepentimiento…"
ResponderEliminarFah.