"Supongamos que yo pudiera convertirme en Dios. ¿Qué haría yo? ¿A quién condenaría? ¿Al que hizo mal porque su ley era hacer mal? No. ¿A quién condenaría, entonces? A quien habiendo podido convertirse en Dios para un ser humano, se negó a ser Dios. A ése le diría yo: ¿Cómo? ¿Pudiste enloquecer de felicidad a un alma y te negaste? Al infierno, hijo de puta."
Fragmento de "Los lanzallamas", de Roberto Arlt.
http://natanael.blogspot.com/2009/11/el-msn-de-cristina.html
ResponderEliminarse interrumpió, el estómago se le hizo añicos o comprendió que debía callarse, que ya había dicho lo suficiente y ahora hasta el espacio se llamó al silencio, en la belleza simétrica de los ojos del extranjero se figuraban otras imágenes (no las de esta noche, sino las de cualquier noche y lejos, sin embargo…)
ResponderEliminarya es temprano, ¿ves allá?, amanece, y no podría importarme menos.
la silueta del extranjero era lo único que se proyectaba en el río, en el instante determinado, en la luz mortecina y ahora inútil de los faroles del puente, iluminando su rostro diáfano, casi inmóvil, mirándome.